La “ayuda” del victimario ¿peligroso síndrome u oportunismo?

Columnas 20 de julio de 2021 Por Eduardo Mernies
La situación del Cuba desde la mirada de Eduardo Mernies, Secretario de Asuntos Internacionales del Frente Izquierda de Liberación (Frente Amplio – Uruguay).
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Si dijésemos que estamos ante una nueva y descarada operación mediática organizada desde las agencias gubernamentales de EEUU, podrían decirnos que tal frase suena a cliché o paranoia. Pero, si cambiamos el enfoque, analizamos los hechos, observamos rigurosamente los datos estadísticos, los antecedentes de los protagonistas y pensamos en sus motivaciones; si hacemos el ejercicio de preguntamos “cómo”, “quiénes” y “por qué”, descartaremos rápidamente hipótesis descabelladas y podremos pensar en términos de política. En efecto, no hay una especie de síndrome de Lima, el victimario no se apiada ni siente empatía por su víctima.

Infelizmente, es la constatación de una realidad probada e incluso asumida en forma explícita por sucesivos gobiernos estadounidenses, desde donde se ha reconocido su intencional accionar criminal, con el único propósito de provocar condiciones de sufrimiento, descontento e inestabilidad, que le posibiliten derrocar al gobierno de Cuba. Así, por seis décadas ha impulsado toda clase de medidas, violando el Derecho Internacional y el Derecho Internacional Humanitario, a sabiendas del daño que ello causa al pueblo cubano.

Una vez más, asistimos a un escenario en que se manifiesta la soberbia del gobierno estadounidense, acostumbrado a pisotear a otras naciones con su poderío económico, político, mediático y militar, promoviendo y financiando elementos desestabilizadores, con el mismo propósito de siempre.

La pandemia ocasionada por el COVID-19 ha tenido efectos graves y angustiantes en todo el mundo. EEUU aprovecha la ocasión para recrudecer el bloqueo y las sanciones, afectando, entre muchas cosas, particularmente el envío de remesas, la importación de repuestos de equipamiento y el ingreso de insumos médicos; y para promover y financiar el surgimiento de focos violentos de oposición, magnificados con alta cobertura mediática.

Sin embargo, el coraje y determinación del pueblo cubano, le han permitido hacer frente a la pandemia, no solamente logrando buenos resultados (estadísticamente mejores incluso que los de EEUU y otros países que lo cuestionan), sino produciendo sus propias vacunas. Por si no fuese suficiente, Cuba ha desplegado la solidaridad hacia el mundo entero, a través de sus brigadas médicas, salvando vidas.

Contrastemos datos, analicemos con rigor científico. No puede escandalizarse el gobierno de EEUU, cuando los datos e información muestran categóricamente los resultados muy superiores de Cuba respeto a EEUU en el combate a la pandemia. Y no es que lo celebremos, nos indigna; porque sería deseable que el gobierno norteamericano dejara de mirar “la paja en el ojo ajeno” y se fijara en “la viga en el propio”.

No es casual que estos planes de las agencias del gobierno norteamericano se manifiesten en este momento: EEUU padeció una aplastante derrota en la ONU, donde se planteó categóricamente la necesidad de poner fin al bloqueo criminal. Crece la imagen de Cuba, con su sólida política sanitaria y su solidaridad hacia el mundo. El éxito en el desarrollo de las vacunas para enfrentar la pandemia, brinda una salida soberana, sin dependencia de los laboratorios transnacionales. Luego del VIII Congreso del Partido Comunista de Cuba y las resoluciones trascendentes adoptadas respeto a la economía y el desarrollo, se espera un impacto muy positivo para el futuro de la isla. Millones de personas de todos los continentes realizan sus donaciones para ayudar a Cuba rompiendo el bloqueo, y EEUU está cada vez más aislado.

Todo esto el imperio lo sabe. Por eso aumenta la presión sobre Cuba, en contra del reclamo mundial.

El bloqueo impuesto por EEUU es una medida extraterritorial, improcedente y condenada por el mundo entero. Son tan contundentes las pruebas de injerencia y violación del Derecho Internacional que supone el bloqueo contra Cuba, e insoslayable su impacto en la vida del pueblo cubano, que el actual gobierno uruguayo fue uno de los 184 países que votó en la ONU sobre la necesidad de poner fin a este bloqueo unilateral y criminal, el cual constituye la peor forma de violación de los derechos humanos.

Desde EEUU pueden construir el relato que quieran. Seguirán usando la complicidad de poderosos medios de comunicación para imponer sus mentiras y ocultar las voces que denuncian sus prácticas criminales. Las agencias gubernamentales estadounidenses podrán seguir regalando millones de dólares, ampliando sus gigantescas embajadas, financiando y entrenando terroristas, para derrotar gobiernos legítimos. Pero a esas expresiones que han podido manifestarse con total libertad – con el único límite del respeto a la ley, y del derecho de los demás, al igual que en cualquier Estado de Derecho – se contrapone la expresión masiva del pueblo cubano que ha salido a las calles a respaldar la Revolución.

A diferencia de Chile, Colombia o Haití, donde la sangre de los manifestantes pacíficos ha corrido escandalosamente, en Cuba se respetan los Derechos Humanos, y la protesta no se paga con la vida.

A nivel internacional, millones de personas que condenan, que condenamos, la política criminal de EEUU, nos expresamos y colaboramos realmente con Cuba, para ayudar a tener los insumos que EEUU le impide, y condenando el bloqueo impuesto por el gobierno estadounidense.

Desde Uruguay, la manifestación más clara de solidaridad con el pueblo cubano, son las decenas de miles de compatriotas, y también de cubanos residentes, aportando para el envío de jeringas a Cuba, rompiendo el bloqueo.

Cuba es una nación pacífica y humanista, que promueve el diálogo, contribuye a la solución de conflictos, practica la solidaridad activa, la cooperación y la amistad entre las naciones.

El camino hacia la paz y felicidad de los pueblos, no es la guerra e invasión de países, solapada tras la supuesta “ayuda humanitaria”, a que nos tienen acostumbrados sucesivos gobiernos estadounidenses.

El camino para la paz y la solidaridad es poner fin definitivo al bloqueo económico, financiero y comercial que ejerce EEUU contra Cuba, el cese de agresiones y acciones terroristas contra la isla, el respeto a su soberanía, independencia y a su derecho a elegir, sin injerencia extranjera, su destino como nación libre.

 

* Secretario de Asuntos Internacionales del Frente Izquierda de Liberación (Frente Amplio – Uruguay)

Miembro de la Comisión de Asuntos y Relaciones Internacionales del Frente Amplio

 

 

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